Explorando la vía láctea.

El nombre lo dice todo: la industria láctea, desde una visión completamente personal.
Leche, queso, requesón, yogur, nata, mantequilla , butter oil, leche en polvo, leche condensada, leche evaporada, suero, WPC, lactosa ...

martes, 28 de diciembre de 2010

Minifundio (1)

Durante estos años de trabajo en el Aula de Productos Lácteos, hemos recibido a pequeños grupos de ganaderos o directamente a ganaderos individuales en un número inversamente proporcional al precio que percibían por la leche. Todos ellos venían buscando una alternativa que intentara sortear su relación con la empresa láctea de turno.
Las ideas con las que llegaron fueron casi siempre relacionadas con montar pequeñas queserías (sobre todo si se podían acoger a laguna D.O.) o en su caso microfábricas de yogurt y más raramente de algún invento que tuviéramos cocinándose en el horno.
En todos los casos nuestra respuesta fue muy parecida, piénselo bien, aquí el tamaño importa, asóciense hasta alcanzar un cierto nivel, lo duro no es fabricar sino vender… , estas respuestas venían dadas por tres convicciones:
La primera es que no si no eres capaz de conseguir valor en la producción, sector que ya dominas, y pretendes vendersela a tu empresa transformadora al precio que en realida vale, te va a ser muy difícil conseguir rentabilidad en esta última (compitiendo con empresas que se proveen de leche barata).
También esta la decisión a tomar sobre el producto o productos que quieres fabricar, como ya sabemos en el mercado hay de todo y no necesita a ninguna empresa nueva; por lo tanto, siendo realista, es necesario sorprenderlo con algún producto que llame la atención y sin marca que lo comunique, se hace muy cuesta arriba. Eso, o fajarse con el turbulento factor precio, con una competencia ansiosa en conservar cuota de mercado.
Los aspectos técnicos y su coste de implantación tampoco carecen de importancia, las inversiones necesarias para casi cualquier actividad industrial exigen un esmerado plan de negocio contemplando los peores escenarios posibles.
Y ya para acabar el factor humano, tanto en la fabricación como en la comercialización, difícil de encontrar y a costes no siempre fáciles de asumir.
Por lo tanto, después de este baño de realidad, nuestros ganaderos se lo suelen pensar y si al final toman la decisión de continuar, creo que tendrán un necesario conocimiento de causa.

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