Como en muchos otros aspectos de la vida, la innovación en el
sector lácteo se movía -con frecuencia- por imitación de los lanzamientos de
los líderes; muchas empresas decidían que era más fácil seguir el surco marcado
por estos que explorar nuevos caminos.
Y si esto ocurría entre las marcas de fabricante, que decir de
las marcas blancas que basaban su crecimiento ofreciendo productos similares a
las referencias más vendidas, pero con unos precios sensiblemente inferiores,
gracias su poder negociador, a la optimización de su logística y al dominio del lineal.