En mi tierra, octubre despide al verano con días de sol, aunque la mayoría ven, en esos días, el preludio de las lluvias invernales. Son días un tanto melancólicos en los que nos vamos acostumbrando a lo “inevitable”. En estos días de Abril deberíamos tener un sentimiento contrario y ver, en ese mismo sol, el comienzo de una alegre primavera. Pero…
En los próximos meses nuestro sector, a pesar del buen inicio de campaña, tiene, para empezar, el reto de superar la ya citada sequía, en un contexto sin posibilidad de obtener ayudas o financiación. Todo un reto; si no llueve de verdad y ya, las consecuencias pueden ser graves.
Nuestras empresas lácteas se verán en la obligación de adaptar los precios de la leche en el campo a los precios de cesión, condicionados por un año de producciones y precios inciertos en el centro y norte de Europa con escenarios de precios internacionales a la baja.
Cambios en los precios de Evento anterior
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La distribución por su parte tiene la exigencia de adecuar sus precios a un entorno lleno de familias con parte de sus miembros en el paro o con los salarios congelados. Su capacidad de repercutir los precios de producción en sus lineales es casi nula. Sus opciones posiblemente no hablen castellano.
Por lo tanto posiblemente tengamos unos meses de importaciones masivas a precios reducidos, la distribución comprara nacional si se adecua a ese contexto de precios y las empresas repercutirán las rebajas en los ganaderos bronceados por este implacable sol.
Y la respuesta desde la política será nula, sintiéndolo mucho el Sr Arias Cañete no puede hacer casi nada, ¡no puede ser de otra forma!, en este contexto de recortes generalizados, en aras de los Mercados.
La conclusión a este atolladero es evidente, habrá granjas que cierren y las que sobrevivan reducirán su producción confiando que vengan tiempos mejores que les permitan recuperarse, ¿durante cuánto tiempo?.
Algunas de nuestras empresas quedarán atrapadas en el bocadillo entre una producción escasa y la distribución; la distribución tendrá que asumir los gastos fijos que le genera su exceso de superficie comercial en un ambiente de clara recesión.
Y los únicos beneficiados, los especuladores que afloraran su dinero negro por un módico 10%.
Pues eso, ¡que Dios reparta suerte!.
Edito: Acabo de comer con un amigo colombiano, que envidia..., me quiero ir ya.
El eterno dilema: ¿ 20 vacas de 5000 litros ó 10 vacas de 10000 litros ?
ResponderEliminarsi se mira a medio plazo, el dilema deja de ser tal.
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