Y es que no está el horno para bollos.
Sin embargo, lo que ocurre con frecuencia, es que aún nos
creemos que nuestras sillas son inamovibles y que nuestra aportación es
imprescindible para el futuro de la organización en la que se nos obliga a
pasar la jornada laboral y para la sociedad en genral. Y que cada esfuerzo que se sale del guion se nos debe
compensar de una forma u otra.
En fin. Todos somos en menor o mayor medida culpables, y probablemente
más que nadie el empresariado que no repartió la riqueza que se generaba durante
las vacas gordas y ahora pretende socializar las miserias.
Pero algo está cambiando… .
Antes un poco de historia...
Cuando aún notábamos el frío de la anterior crisis, dos
alumnos llegaron a mi despacho pidiendo que les dejaramos limpiar la planta piloto,
en sus ratos libres y gratis, que algo
aprenderían. Hoy seguimos siendo amigos; una parte de su desarrollo personal y
del mio han sido fruto de aquella petición.
Con la bonanza económica, todo cambió, era necesario buscar “voluntarios”,
pero pagando, claro. Lo que por otra parte es completamente lógico, cuando hay
posibilidades.
Esta semana me llegó otro alumno con el mismo planteamiento, ¡para lo que hiciera falta!,
otra vez el mismo escenario y la necesidad de conseguir un poco de experiencia
que poner en el CV.
Desgraciadamente, le tuve que decir que no, que la actual legislación
laboral no lo permitía y que tampoco podía generar un contrato nuevo en esta
época de convocatorias cerradas y… .
Porque trabajos si que van apareciendo, pero no para los barbilampiños
(como me los definieron hace una temporada) y contratar a un novel requiere más
inversión y dolores de cabeza que beneficio. Desgraciadamente, en la mayoría de las organizaciones no sabemos aprovechar la creatividad que solo se tiene a esas edades.
Me da la impresión que en los próximos tiempos, van a seguir
llamando a mi puerta más jóvenes con aspiraciones, que preferirían tener una chamba
que poner en su CV, que nada. Algunos con un potencial brutal, solo necesitan
una oportunidad y de momento no se la voy a poder dar.
Dándole muchas vueltas, habría la posibilidad, que las
empresas se mojasen y fueran ellas las que generaran algún tipo de contrato
para que jóvenes titulados desarrollaran
la mayor parte de su actividad en centros tecnológicos/universidades… para que pudieran
tener una experiencia profesional sin necesidad de tener que tutorizarlos todo
el tiempo en sus instalaciones, evitando así buena parte del proceso de aprendizaje y del resto de inconvenientes (la famosa formación en alternancia, que no estoy inventando nada nuevo, pero esta vez dirigida a posgraduados).
La convocatoria de estas plazas, creo que sería un éxito y atraería a los mejores.
El sector necesita una nueva generación de técnicos lista para relevar a los que pintamos canas, el problema es que ni las empresas ni los jóvenes lo tienen claro.
El sector necesita una nueva generación de técnicos lista para relevar a los que pintamos canas, el problema es que ni las empresas ni los jóvenes lo tienen claro.
El lunes me pongo y empezaré a correr la idea. Lástima que
ya empiece con cierta sensación de fracaso, aunque nunca se sabe.
Si a alguien se le ocurre una idea o trabaja en una empresa que esté interesada en participar, que no se lo calle.
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