Este planteamiento, me parece que ya lo comente alguna vez,
de ser así mis disculpas.
Básicamente, el conferenciante destacaba dos estrategias, la
primera, que no aconsejaba, era la de bajar la calidad intrínseca del producto,
la segunda, que para él si que era válida, consistía en reducir el tamaño del
envase hasta alcanzar el precio detectado. Esta tendencia de reducir volúmenes
es más frecuente de lo que pudiéramos creer.
Su exposición hizo que me preguntara y le preguntara, ¿cómo se
incrementaba la repercusión del coste del envase en los productos de pequeño
tamaño?, ¿si no estaríamos dando menos proteína y más empaque?, si al final ¿las
dos estrategias no eran en realidad demasiado parecidas si contabilizábamos los
gramos de proteínas… totales?.
Desgraciadamente me debí de expresar mal, o no le acabé de
entender la respuesta.
Como estos días me paseo por los supermercados colombianos,
y me asaltan estanterías llenas de envases flexibles, no puedo más que reflexionar
sobre el interés que pueda existir en nuestro país de regresar a envases más
económicos, siempre con el mismo fin, el de situar a nuestros productos al
alcance de más bolsillos, sin detrimento de la calidad ni del volumen.
¿Como reaccionarían nuestros clientes si les volvemos a
ofrecer la leche UHT en bolsa multicapa?. ¿Qué repercusión en el precio
tendría?.
Como sabios tiene la iglesia… supongo que esta reflexión ya la
habrán hecho en alguna compañía del sector, ahora solo falta por saber quien es
el primero en ponerla en práctica n leche o en otros productos lácteos, en los que también se puede realizar el mismo razonamiento.
Ya para finalizar, un último comentario sobre los envases
pequeños, que si creo que pueden tener utilidad en los productos en los que la
leche es un mero excipiente, siempre y cuando podemos dosificar al gusto el
ingrediente que le da valor. En ese caso lo importante es la cantidad total del
principio activo total y por lo tanto, el tamaño de la porción no importa
demasiado.
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