En la mayoría de los productos tradicionales nos encontramos con piezas con pesos superiores a los 750 gr y que superan con mucha frecuencia los 3 Kg. Este tipo de quesos tiene difícil entrada en los hogares actuales, habitualmente formados por una, dos o tres personas. Así que, o mucho te gusta el queso, o este se acaba secando en la nevera. Para facilitar el consumo, tradicionalmente existían en todos los puntos de venta, mostradores que realizaban el porcionado de las piezas de gran tamaño en formatos más adecuados. Esta práctica tenía la ventaja de incorporar un prescriptor en el punto de venta y el inconveniente de tener que pagar su sueldo.
La lentitud en la incorporación de estas técnicas en España ha provocado la invasión de lonchas procedentes de otros países de variedades más o menos exóticas y de calidad muy variable, que han desplazado poco a poco a nuestras especialidades que seguían apareciendo en los lineales en formatos pocos adaptados para las necesidades del consumidor “moderno”.
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