Acabo de relamerme con un interesante artículo de hace unos meses escrito por Philippe Escande y que lleva por título Fonterra et les trois paradoxes de l’économie laitière, y no porque sean temas desconocidos entre los profesionales del sector, sino por lo sucinto del análisis. Aunque la siguiente aportación está basada en su artículo, no todo lo que leáis esta sacado de su pluma, por lo os aconsejo remitiros a la fuente original.
En él, aparte de utilizar la misma imagen del efecto mariposa que también me gusta utilizar, nos explica a mayores las tres paradojas que inciden en nuestra realidad láctea.
La primera presenta la dicotomía entre La economía de mercado y la regulación de precios, ya que efectivamente nuestras empresas lácteas compran y venden en función de las fluctuaciones del mercado y de la famosa ley de la oferta y la demanda, eso sí, encuadrados en marcos regulatorios, proteccionistas en la mayoría de los países. Estos marcos vienen dados según el autor por el peso del elevado número de familias productoras de leche.
Solo una puntualización: en Europa tanto las cuotas, como los precios de intervención y otro tipo de ayudas se encuentran en franca retirada, lo que explica buena parte de las fluctuaciones a la baja de los precios de la leche y las actividades de “casi dumping” que se producen en las exportaciones de algunos países dentro del mercado único.
El segundo aspecto que se estudia en este artículo lleva como título: La exportación: pequeños volúmenes, grandes consecuencias. El mercado internacional se sitúa entre el 5 y el 7 % de la producción total, lo que en principio no debería tener grandes consecuencias. El problema es que este porcentaje está en manos de muy pocos países e incluso empresas y el mejor ejemplo es el de Fonterra, ya que comercializa en el exterior el 95 % de la producción total de Nueva Zelanda que es de unos 16.483.000 Tm, y aunque existen otros operadores importantes como Uruguay y la propia UE o USA (así como numerosos países con aportes menos sustanciales), cada vez que Nueva Zelanda se acatarra… . La muestra fue pico de precios de la leche del 2007, provocado parcialmente por una importante sequía en la región de Waikato (también hoy afectada por la sequía que contábamos el otro día) y por unos magníficos precios del petróleo (situación que también se está empezando a producir).
El último paradigma expuesto por el autor es el de los Monompolios muy liberales… . Pues poco hay que decir, ya que todos conocemos la situación en Nueva Zelanda, pero también en los países bajos y en los nórdicos en los que diferentes procesos de concentración han hecho que Fonterra, Campina o Arla ejerzan de casi monopolio en países enormemente liberales en su economía, a partir de esa posición dominante han desarrollado estrategias globales, aquí el tamaño si importa.
Sin embargo en otros casos este fenómeno ha tenido una incidencia monopolística menor, así los Bongrain, Lactalis, Danone, Nestle... a pesar de su inmenso tamaño no han ejercido esa asfixia sobre sus competidores en los territorios en los que están implantados, aunque no quita que se hayan ido procurando las mejores guindas de cada pastel.
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