En anteriores post hemos visto que la comodidad, la salud, el placer y la responsabilidad eran las tendencias que iban a marcar el futuro del sector de la alimentación.
En nuestro país ya no se disfruta del clima de optimismo de otros tiempos y eso repercute en los hábitos de consumo, a nivel internacional estamos a los albores de una nueva época en la que el crecimiento económico se relentizará en función inversamente proporcional a la disponibilidad de materias primas no renovables, si a esto le sumamos el posible cambio climático: las consecuencias son imprevisibles.
Fruto de la situación y de los cambios en la estructura de las unidades familiares, el mercado está cambiando con un importante crecimiento de las marcas blancas y cambios en la frecuencia de compra, que ahora se produce en establecimientos de proximidad en pequeñas cantidades. Esto debe hacernos reflexionar sobre productos más sencillos y formatos pequeños (sobre todo en quesos a la pieza, mantequilla y nata) mejor adaptados a estos tiempos de crisis.
Aunque también se reivindican los envases más grandes, aprovechando la eficiencia de estos formatos en el precio final.
Aunque también se reivindican los envases más grandes, aprovechando la eficiencia de estos formatos en el precio final.
Desde hace unos años, el destino ha querido que de un curso de balance de materias para la industria láctea al que asisten regularmente técnicos del sector, también desde mi centro hemos realizado alguna auditoria en este campo. La conclusión a la que he llegado por los comentarios de los alumnos y por los resultados de nuestros trabajos, es que en una parte considerable de las empresas se mide mal, con lo que existe una gran incertidumbre sobre lo que se está haciendo, pero los balances, se cuadran si o si. El gerente estará más o menos contento, pero completamente engañado.Con lo que aún queda camino por recorrer en el ahorro energético, de agua o en el simple control de materia.
Para conseguir precios "adecuados" en momentos de constante subida de precios de las materias primas también están apareciendo productos que emulan a nuestros lácteos -con mayor o menor acierto- basandondo su competitividad en el abuso de los hidrocoloides, grasas de origen dicerso... . Olvidándonos que a fin de cuentas somos lo que comemos.
Pero nuestra sociedad no es uniforme, cada individuo pretende reclamar su derecho a ser tratado de forma diferenciada, para lo que la industria debería desarrollar alimentos adaptados a sus necesidades.
Potenciando los componentes más beneficiosos de la leche o incorporando otros nutrientes procedentes de otras fuentes… .
Los que me leéis asiduamente ya sabéis el poco interés que tengo en la utilización de la leche como excipiente, pero seguro que aquí también hay un nicho de mercado.
El problema con tanta diversificación reside en el límite de los lineales de los supermercados, ¿donde los vamos a vender?. Supongo que alguna respuesta la podremos encontrar en internet, pero mientras no se mejore la logística de la distribución… .
Los que me leéis asiduamente ya sabéis el poco interés que tengo en la utilización de la leche como excipiente, pero seguro que aquí también hay un nicho de mercado.
El problema con tanta diversificación reside en el límite de los lineales de los supermercados, ¿donde los vamos a vender?. Supongo que alguna respuesta la podremos encontrar en internet, pero mientras no se mejore la logística de la distribución… .
Todo ello sin despistar el factor placer, nuestros consumidores tienen derecho a alimentos sanos y económicos, pero exigen alimentos sabrosos. Pero de eso seguiremos hablando otro día.
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