Explorando la vía láctea.

El nombre lo dice todo: la industria láctea, desde una visión completamente personal.
Leche, queso, requesón, yogur, nata, mantequilla , butter oil, leche en polvo, leche condensada, leche evaporada, suero, WPC, lactosa ...

martes, 21 de junio de 2011

La lista y el martillo.

Hace años, un colega danés me comento un truco para controlar su economía domestica. Consistía en ir al super con una lista y un martillo.



Con la lista de necesidades, bien planificada, se visitaban primero las cabeceras y luego los lineales, el martillo era para darle en la mano al que se atreviera a coger algo que no estaba en la lista.

El sistema es un poco drástico, propio de economías de guerra, como la que estamos empezando a vivir buena parte de las empresas y de las familias españolas.

La destrucción del tejido productivo que se ha producido en estos últimos años y en los que se avecina (según mis agoreros favoritos) está facilitando la entrada en una espiral de decrecimiento; lo que no es tan malo desde un punto de vista medioambiental, encarando la sostenibilidad de nuestro sistema de vida en un mundo de recursos finitos. Lo que no podía ser –indefinidamente- viable era el crecimiento sin freno al que estábamos acostumbrados.

A veces me da la impresión que una mente superior ha decidido que metamos el freno a la brava antes de que las modificaciones sobre nuestro entorno nos lleven a un callejón sin salida; y nada mejor que introducir en el sistema a unos cuantos especuladores incapaces de pensar en las consecuencias de sus actos en la gente corriente.

Últimamente oigo con frecuencia a nuestros líderes políticos la necesidad de hacer más con menos, lo que me parece una afirmación de lo más sensato. Pero entraña enormes dificultades ya que eso exige eficiencia y eficacia, lo que es bastante complicado en cualquier entorno y casi imposible en la administración pública.

En nuestro sector, deberemos producir leche con menores insumos y transformarla sin desperdiciar ni agua no energía ni componentes. Todo ello en una óptica que no ponga en peligro las amplias necesidades de nuestro mercado acostumbrado a la opulencia.

En este objetivo, el conocimiento de qué como y donde introducimos imputs en el sistema es de vital importancia si queremos optimizar su gasto.

Y ya sabemos el truco, hacer una lista bien planificada y comprarnos un martillo. Supongo que en este contexto tendrán que aparecer nuevas oportunidades y casi todas vendrán acompañadas del uso responsable de los recursos.

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