Explorando la vía láctea.

El nombre lo dice todo: la industria láctea, desde una visión completamente personal.
Leche, queso, requesón, yogur, nata, mantequilla , butter oil, leche en polvo, leche condensada, leche evaporada, suero, WPC, lactosa ...

domingo, 2 de octubre de 2011

La ley de Say, el FEDER-Interconecta y el sector lácteo

Leyendo a mi agorero favorito, me tropecé con la ley de Say (reputado economista al que se le atribuye ser el padre del capitalismo, su Tratado de Economía Política se publica en 1803) en la que afirma que “Un producto, tan pronto como es creado, desde ese mismo instante, proporciona un mercado para otros productos en su mismo ámbito (...). La creación de un producto abre, de forma inmediata, un abanico para otros productos”. Esta ley aún no ha sido refutada en la actualidad.

Si reflexionamos en lo ocurrido en nuestro sector lácteo, vemos numerosos ejemplos que ratifican esta afirmación, ya que el esfuerzo en innovación y marketing que supone el lanzamiento de un nuevo producto, beneficia en primer término a la empresa que lo lanza, mejorando sus ventas en productos similares o de diversificación, pero también a sus competidores en productos parecidos o de simple imitación. Otras múltiples posibilidades se abren si el alimento en cuestión puede ser considerado como un Producto Alimentario Intermedio, ya que facilita a las empresas compradoras numerosas posibilidades de incorporación en nuevas especialidades.

También abre las puertas a nuevas vías de I+D. Caminos que hasta el momento estaban inexplorados pero que con su concreción y posible aceptación por el mercado, incitan a los investigadores a profundizar en esa línea de trabajo, estudiando posibilidades que hasta el momento estaban descartadas.

En el artículo se afirma que esta Ley está a punto de ser refutada en un contexto de crecimiento finito debido al agotamiento de recursos, implicando la imposibilidad de expandir el mercado de forma indefinida.

Algo de eso debe haber, ya que aún viendo posibilidades, las empresas que busquen aprovechar posibles oportunidades, se encuentran con la imposibilidad de asumir cualquier liderazgo abriendo un nuevo segmento o de afrontar el esfuerzo económico y técnico necesario para seguir a leader; a lo que hay que sumar  el tamaño de las baldas de los supermercados.

Vista la posibilidad y sus limitaciones, solo queda establecer una estrategia para aprovechar las oportunidades y minimizar las debilidades.




En estos últimos años hemos visto la aparición de procesos de clusterización, acompañados del desarrollo de proyectos compartidos de I+D, con un último capítulo -aún por desarrollar- en la convocatoria del FEDER-Interconecta (ya presentada en Andalucía y a punto de serlo en Galicia y en otras regiones) para el desarrollo de proyectos colaborativos.

Mi experiencia en este tipo de proyectos, indica que la mayoría de ellos, de colaborativos tienen lo justo; tratándose, más bien, de conjuntos de proyectos independientes agrupados bajo una bandera común. Las ventajas, de esta dinámica, no son tanto los desarrollos comunes, como las oportunidades de establecer vínculos de todo tipo entre las empresas serias que participan en el proceso. El resultado es que no se aprovechan debidamente las oportunidades que nos anuncia la ley de Say.

De esta tónica, quizás se salven aquellos que engloban a consorcios que agrupan a proveedores, transformadores y clientes. Con el riesgo de que si un eslabón falla, el conjunto del proyecto se viene abajo. En proyectos más horizontales, la falta de colaboración real en muchos de ellos viene dada por el deseo de patrimonializar los desarrollos y por el celo de pretender una exclusividad de los resultados. Con lo que el esfuerzo inversor, necesario para la puesta en el mercado de los nuevos desarrollos, se verá frenado por las posibilidades de cada empresa.

Otra de las limitaciones que sufrimos en España es la regionalización de los fondos de estas convocatorias, que obligan a realizar consorcios dentro de la misma autonomía, con lo que el mercado de proximidad de todas las empresas es el mismo, sin posibilidades de repartirse el pastel.

Y ¿entonces?, la solución podría encontrarse  en la segmentación del mercado, en el que los especialistas en gran consumo, marcas blancas, Horeca y exportación (de productos o tecnología) pudieran jugar roles complementarios, siempre que las reglas de juego fueran claras y pudiéramos ser capaces de superar las lógicas suspicacias.

¡Ahí es na!.   

A la colaboración no llegaremos por capricho, lo haremos por necesidad.

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